Los acontecimientos que marca el Viernes Santo son que Jesús es llevado ante Poncio Pilato para ser juzgado, es crucificado, su muerte en la cruz y su sepultura.
Jesús ante Pilato.
Mateo 27:1-2, 11-26
1 Al amanecer, todos los principales sacerdotes y los ancianos del pueblo tomaron consejo contra Jesús para entregarle a muerte.
2 Y después de atarlo, lo llevaron y lo entregaron al procurador Pilato.
Marcos 15:1-15
1 Y luego, muy de mañana, cuando los principales sacerdotes ya habían consultado con los ancianos, con los escribas y con todo el Sanedrín, después de atar a Jesús, lo llevaron y lo entregaron a Pilato.
2 Y Pilato le preguntó: —¿Eres tú el rey de los judíos? Y respondiendo le dijo: —Tú lo dices.
3 Los principales sacerdotes le acusaban de muchas cosas.
4 Pero Pilato le preguntaba de nuevo diciendo: —¿No respondes nada? Mira de cuántas cosas te acusan.
5 Pero Jesús, aun con eso, no respondió nada, de modo que Pilato se maravillaba.
6 En la fiesta Pilato solía soltarles un preso, el que pidieran.
7 Y había uno que se llamaba Barrabás, preso con los rebeldes que habían cometido homicidio en la insurrección.
8 La multitud se levantó y comenzó a pedir que les hiciera como acostumbraba.
9 Entonces Pilato les respondió diciendo: —¿Quieren que les suelte al rey de los judíos?
10 Porque sabía que por envidia lo habían entregado los principales sacerdotes.
11 Pero los principales sacerdotes incitaron a la multitud para que les soltara más bien a Barrabás.
12 De nuevo intervino Pilato y les decía: —¿Qué, pues, quieren que haga con el que llaman “el rey de los judíos”?
13 De nuevo gritaron: —¡Crucifícalo!
14 Entonces Pilato les dijo: —Pues, ¿qué mal ha hecho? Pero lanzaron gritos aun más fuertes: — ¡Crucifícalo!
15 Entonces Pilato, queriendo satisfacer al pueblo, les soltó a Barrabás y entregó a Jesús, después de azotarle, para que fuera crucificado.
Lucas 23:1-5,13-25
1 Entonces, levantándose toda la multitud de ellos, lo llevaron a Pilato.
2 Y comenzaron a acusarlo diciendo:—Hemos hallado a este que agita a nuestra nación, prohíbe dar tributo al César y dice que él es el Cristo, un rey.
3 Entonces Pilato le preguntó diciendo: —¿Eres tú el rey de los judíos? Respondiendo, le dijo:—Tú lo dices.
4 Pilato dijo a los principales sacerdotes y a la multitud: —No hallo ningún delito en este hombre.
5 Pero ellos insistían diciendo:—Alborota al pueblo enseñando por toda Judea, comenzando desde Galilea hasta aquí.
13 Entonces Pilato convocó a los principales sacerdotes, a los magistrados y al pueblo,
14 y les dijo:—Me han presentado a este como persona que desvía al pueblo. He aquí, yo lo he interrogado delante de ustedes y no he hallado ningún delito en este hombre de todo aquello que lo acusan.
15 Tampoco Herodes, porque él nos lo remitió; y he aquí no ha hecho ninguna cosa digna de muerte.
16 Así que lo soltaré después de castigarle.
17 Pues tenía necesidad de soltarles uno en cada fiesta,
18 Pero toda la multitud dio voces a una, diciendo:—¡Fuera con este! ¡Suéltanos a Barrabás!
19 Este había sido echado en la cárcel por sedición en la ciudad y por un homicidio.
20 Entonces Pilato les habló otra vez queriendo soltar a Jesús.
21 Pero ellos volvieron a dar voces, diciendo: —¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo!
22 Él les dijo por tercera vez: —¿Pues qué mal ha hecho este? Ningún delito de muerte he hallado en él. Lo castigaré entonces, y lo soltaré.
23 Pero ellos insistían a grandes voces pidiendo que fuera crucificado. Y sus voces prevalecieron.24 Entonces Pilato juzgó que se hiciera lo que ellos pedían.
25 Les soltó a aquel que había sido echado en la cárcel por sedición y homicidio, a quien ellos habían pedido, y entregó a Jesús a la voluntad de ellos.
Juan 18:28-19:16
28 Llevaron a Jesús de Caifás al Pretorio. Era al amanecer. Pero ellos no entraron al Pretorio para no contaminarse y para así poder comer la Pascua.
29 Por tanto, Pilato salió a ellos y dijo: —¿Qué acusación traen contra este hombre?
30 Le respondieron y dijeron: —Si este no fuera malhechor no te lo habríamos entregado.
31 Entonces Pilato les dijo: —Tómenlo ustedes y júzguenlo según su ley. Los judíos le dijeron: —A nosotros no nos es lícito dar muerte a nadie.
32 Así sucedió para que se cumpliera la palabra de Jesús que dijo señalando con qué clase de muerte había de morir.
33 Entonces Pilato entró otra vez al Pretorio, llamó a Jesús y le dijo: —¿Eres tú el rey de los judíos?
34 Jesús le respondió: —¿Preguntas tú esto por ti mismo o porque otros te lo han dicho de mí?
35 Pilato respondió: —¿Acaso soy yo judío? Tu propia nación y los principales sacerdotes te entregaron a mí. ¿Qué has hecho?
36 Contestó Jesús: —Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos. Ahora, pues, mi reino no es de aquí.
37 Entonces Pilato le dijo: —¿Así que tú eres rey? Jesús respondió: —Tú dices que soy rey. Para esto yo he nacido y para esto he venido al mundo: para dar testimonio a la verdad. Todo aquel que es de la verdad oye mi voz.
38 Le dijo Pilato: —¿Qué es la verdad? Habiendo dicho esto, salió de nuevo a los judíos y les dijo: —Yo no hallo ningún delito en él.
39 Pero ustedes tienen la costumbre de que les suelte un preso en la Pascua. ¿Quieren, pues, que les suelte al rey de los judíos?
40 Entonces todos gritaron de nuevo diciendo: —¡No a este, sino a Barrabás! Y Barrabás era un asaltante.
19 1 Entonces Pilato tomó a Jesús y lo azotó.
2 Los soldados entretejieron una corona de espinas y se la pusieron sobre la cabeza. Lo vistieron con un manto de púrpura,
3 y venían hacia él y le decían: —¡Viva el rey de los judíos!Y le daban bofetadas.
4 Pilato salió otra vez y les dijo: —He aquí, se lo traigo fuera para que sepan que no hallo ningún delito en él.
5 Entonces Jesús salió llevando la corona de espinas y el manto de púrpura. Y Pilato les dijo: —¡He aquí el hombre!
6 Cuando lo vieron los principales sacerdotes y los guardias, gritaron diciendo: —¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo! Les dijo Pilato: —Tómenlo ustedes y crucifíquenlo porque yo no hallo ningún delito en él.
7 Los judíos le respondieron: —Nosotros tenemos una ley y, según nuestra ley, él debe morir porque se hizo a sí mismo Hijo de Dios.
8 Cuando Pilato oyó esta palabra, tuvo aún más miedo.
9 Entró en el Pretorio otra vez y le dijo a Jesús: —¿De dónde eres tú? Pero Jesús no le dio respuesta.
10 Entonces le dijo Pilato: —¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo autoridad para soltarte y tengo autoridad para crucificarte?
11 Respondió Jesús: —No tendrías ninguna autoridad contra mí si no te fuera dada de arriba. Por esto, el que me entregó a ti tiene mayor pecado.
12 Desde entonces Pilato procuraba soltarle. Pero los judíos gritaron diciendo: —Si sueltas a este, no eres amigo del César. Todo aquel que se hace rey se opone al César.
13 Cuando Pilato oyó estas palabras, llevó a Jesús afuera y se sentó en el tribunal, en el lugar llamado El Enlosado, y en hebreo Gabata.
14 Era el día de la Preparación de la Pascua, y como el mediodía. Entonces dijo a los judíos: —He aquí su rey.
15 Pero ellos gritaron diciendo: —¡Fuera! ¡Fuera! ¡Crucifícalo! Pilato les dijo: —¿He de crucificar a su rey? Respondieron los principales sacerdotes: —¡No tenemos más rey que el César!
16 Y con esto, entonces, lo entregó a ellos para que fuera crucificado.

La crucifixión de Jesús.
Mateo 27:27-44
27 Entonces los soldados del procurador llevaron a Jesús al Pretorio y reunieron a toda la compañía alrededor de él.
28 Después de desnudarle, le echaron encima un manto de escarlata.
29 Habiendo entretejido una corona de espinas, se la pusieron sobre su cabeza, y en su mano derecha pusieron una caña. Se arrodillaron delante de él y se burlaron de él, diciendo: —¡Viva, rey de los judíos!30 Y escupiendo en él, tomaron la caña y le golpeaban la cabeza.
31 Cuando se hubieron burlado de él, le quitaron el manto, le pusieron sus propios vestidos y lo llevaron para crucificarle.
32 Mientras salían, hallaron a un hombre de Cirene llamado Simón. A este lo obligaron a cargar la cruz de Jesús.
33 Cuando llegaron al lugar que se llama Gólgota, que significa lugar de la Calavera,
34 le dieron a beber vino mezclado con ajenjo; pero cuando lo probó, no lo quiso beber.
35 Después de crucificarlo, repartieron sus vestidos, echando suertes.
36 Y sentados, le guardaban allí.
37 Pusieron sobre su cabeza su acusación escrita: ESTE ES JESÚS, EL REY DE LOS JUDÍOS.
38 Entonces crucificaron con él a dos ladrones, uno a la derecha y otro a la izquierda.
39 Los que pasaban lo insultaban, meneando sus cabezas
40 y diciendo: —Tú que derribas el templo y en tres días lo edificas, ¡sálvate a ti mismo, si eres Hijo de Dios, y desciende de la cruz!
41 De igual manera, aun los principales sacerdotes junto con los escribas y los ancianos se burlaban de él, y decían:
42 —A otros salvó; a sí mismo no se puede salvar. ¿Es rey de Israel? ¡Que descienda ahora de la cruz, y creeremos en él!
43 Ha confiado en Dios. Que lo libre ahora si lo quiere, porque dijo: “Soy Hijo de Dios”.
44 También los ladrones que estaban crucificados con él lo injuriaban de la misma manera.
Marcos 15:16-32
16 Entonces los soldados lo llevaron dentro del atrio, que es el Pretorio, y convocaron a toda la compañía.
17 Lo vistieron de púrpura y, habiendo entretejido una corona de espinas, se la pusieron
18 y comenzaron a aclamarle: —¡Viva, rey de los judíos!
19 También le golpeaban la cabeza con una caña, le escupían y puestos de rodillas le rendían homenaje. 20 Cuando se hubieron burlado de él, le quitaron el manto de púrpura y le pusieron su propia ropa. Entonces lo sacaron para crucificarle.
21 Obligaron a uno que pasaba viniendo del campo, a un cierto Simón de Cirene, padre de Alejandro y de Rufo, a que cargara la cruz de Jesús.
22 Y lo llevaron al lugar llamado Gólgota, que traducido es lugar de la Calavera.
23 Le dieron vino mezclado con mirra, pero él no lo tomó.
24 Y lo crucificaron, y repartieron sus vestidos echando suertes sobre ellos para ver qué se llevaría cada uno.
25 Eran las nueve de la mañana cuando lo crucificaron.
26 El título de su acusación estaba escrito: EL REY DE LOS JUDÍOS.
27 Y con él crucificaron a dos ladrones, uno a su derecha y otro a su izquierda.
28 Y se cumplió la Escritura que dice: Y fue contado con los inicuos ,
29 Y los que pasaban lo insultaban, meneando sus cabezas y diciendo:—¡Ah! Tú que derribas el templo y lo edificas en tres días,
30 ¡sálvate a ti mismo y desciende de la cruz!
31 De igual manera, burlándose de él entre ellos mismos, los principales sacerdotes junto con los escribas decían: —A otros salvó; a sí mismo no se puede salvar.
32 ¡Que el Cristo, el rey de Israel, descienda ahora de la cruz para que veamos y creamos! También los que estaban crucificados con él lo injuriaban.
Lucas 23:26-43
26 Y ellos, al llevarle, tomaron a un tal Simón de Cirene, que venía del campo, y le pusieron encima la cruz para que la llevase tras Jesús.
27 Lo seguía una gran multitud del pueblo y de mujeres, las cuales lloraban y se lamentaban por él.
28 Pero Jesús, volviéndose hacia ellas, les dijo: —Hijas de Jerusalén, no lloren por mí sino lloren por ustedes mismas y por sus hijos.
29 Porque he aquí vendrán días en que dirán: “Bienaventuradas las estériles, los vientres que no concibieron y los pechos que no criaron”.
30 Entonces comenzarán a decir a las montañas: “¡Caigan sobre nosotros!” y a los montes: “¡Cúbrannos!”.
31 Porque si con el árbol verde hacen estas cosas, ¿qué se hará con el seco?
32 Llevaban también a otros dos, que eran malhechores, para ser ejecutados con él.
33 Cuando llegaron al lugar que se llama de la Calavera, lo crucificaron allí, y a los malhechores: el uno a la derecha y el otro a la izquierda.
34 Y Jesús decía: —Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Y partiendo sus vestidos, echaron suertes.
35 El pueblo estaba de pie mirando, y aun los gobernantes se burlaban de él diciendo: —A otros salvó. Sálvese a sí mismo, si es el Cristo, el escogido de Dios.
36 También los soldados lo escarnecían, acercándose, ofreciéndole vinagre
37 y diciéndole: —Si tú eres el rey de los judíos, sálvate a ti mismo.
38 Había también sobre él un título escrito que decía: ESTE ES EL REY DE LOS JUDÍOS.
39 Uno de los malhechores que estaban colgados lo injuriaba diciendo: —¿No eres tú el Cristo?. ¡Sálvate a ti mismo y a nosotros!
40 Respondiendo el otro, lo reprendió diciendo: —¿Ni siquiera temes tú a Dios, estando en la misma condenación?
41 Nosotros, a la verdad, padecemos con razón porque estamos recibiendo lo que merecieron nuestros hechos pero este no hizo ningún mal.
42 Y le dijo: —Jesús, acuérdate de mí cuando vengas en tu reino.
43 Entonces Jesús le dijo: —De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso.
Juan 19:17-27
17 y él salió llevando su cruz hacia el lugar que se llama de la Calavera, y en hebreo Gólgota.
18 Allí lo crucificaron, y con él a otros dos, uno a cada lado, y Jesús estaba en medio.
19 Pilato escribió y puso sobre la cruz un letrero en el cual fue escrito: JESÚS DE NAZARET, REY DE LOS JUDÍOS.
20 Entonces muchos de los judíos leyeron este letrero, porque el lugar donde Jesús fue crucificado estaba cerca de la ciudad y el letrero estaba escrito en hebreo, en latín y en griego.
21 Los principales sacerdotes de los judíos le decían a Pilato: —No escribas: “Rey de los judíos” sino: “Este dijo: ‘Soy rey de los judíos’ ”.
22 Pilato respondió: —Lo que he escrito, he escrito.
23 Cuando los soldados crucificaron a Jesús tomaron los vestidos de él e hicieron cuatro partes, una para cada soldado. Además, tomaron la túnica pero la túnica no tenía costura; era tejida entera de arriba abajo.
24 Por esto se dijeron uno al otro: —No la partamos; más bien echemos suertes sobre ella para ver de quién será. Esto sucedió para que se cumpliera la Escritura que dice: Repartieron entre sí mis vestidos y sobre mi vestidura echaron suertes. Y así lo hicieron los soldados.
25 Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María esposa de Cleofas y María Magdalena.
26 Cuando Jesús vio a su madre, y al discípulo a quien amaba de pie junto a ella, dijo a su madre: —Mujer, he ahí tu hijo.
27 Después dijo al discípulo: —He ahí tu madre. Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa.

La muerte de Jesús.
Mateo 27:45-56
45 Desde el medio día descendió oscuridad sobre toda la tierra hasta las tres de la tarde.
46 Como a las tres de la tarde Jesús exclamó a gran voz diciendo:—¡Elí, Elí! ¿Lama sabactani?, (esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?).
47 Cuando algunos de los que estaban allí le oyeron, decían:—Este hombre llama a Elías.
48 Y de inmediato uno de ellos corrió, tomó una esponja, la llenó de vinagre y, poniéndola en una caña, le daba de beber.
49 Pero otros decían: —Deja, veamos si viene Elías a salvarlo.
50 Pero Jesús clamó otra vez a gran voz y entregó el espíritu.
51 Y he aquí, el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo. La tierra tembló y las rocas se partieron.
52 Se abrieron los sepulcros y muchos cuerpos de hombres santos que habían muerto se levantaron;
53 y salidos de los sepulcros después de la resurrección de él, fueron a la santa ciudad y aparecieron a muchos.
54 Y cuando el centurión y los que con él guardaban a Jesús vieron el terremoto y las cosas que habían sucedido, temieron en gran manera y dijeron: —¡Verdaderamente este era Hijo de Dios!
55 Estaban allí muchas mujeres mirando desde lejos. Ellas habían seguido a Jesús desde Galilea, sirviéndole.
56 Entre ellas se encontraban: María Magdalena, María la madre de Jacobo y de José, y la madre de los hijos de Zebedeo.
Marcos 15:33-41
33 Cuando llegó el medio día, descendió oscuridad sobre toda la tierra hasta las tres de la tarde.
34 Y a las tres de la tarde Jesús exclamó a gran voz diciendo:—¡Eloi, Eloi! ¿Lama sabactani? (que traducido es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?).
35 Al oírle, algunos de los que estaban allí decían: —He aquí, llama a Elías.
36 Corrió uno y empapó una esponja en vinagre, la puso en una caña y le dio a beber, diciendo: —Dejen, veamos si viene Elías a bajarle.
37 Pero Jesús, dando un fuerte grito, expiró.
38 Y el velo del templo se rasgó en dos de arriba abajo.
39 El centurión que estaba de pie delante de él, cuando vio que había muerto de esta manera, dijo:—¡Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios!
40 También estaban allí algunas mujeres mirando desde lejos. Entre ellas se encontraban María Magdalena, María la madre de Jacobo el Menor y de José, y Salomé.
41 Cuando Jesús estaba en Galilea, estas lo seguían y le servían. También había muchas otras que habían subido con él a Jerusalén.
Lucas 23:44-49
44 Cuando era como el medio día, descendió oscuridad sobre la tierra hasta las tres de la tarde.
45 El sol se oscureció y el velo del templo se rasgó por en medio.
46 Entonces Jesús, gritando a gran voz, dijo: —¡Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu!Y habiendo dicho esto, expiró.
47 Y cuando el centurión vio lo que había acontecido, dio gloria a Dios diciendo:—¡Verdaderamente este hombre era justo!
48 Y toda la multitud que estaba presente en este espectáculo, al ver lo que había acontecido, volvía golpeándose el pecho.
49 Pero todos sus conocidos, y las mujeres que lo habían seguido desde Galilea, se quedaron lejos mirando estas cosas.
Juan 19:28-37
28 Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo se había consumado, para que se cumpliera la Escritura dijo: —Tengo sed.
29 Había allí una vasija llena de vinagre. Entonces pusieron en un hisopo una esponja empapada en vinagre y se la acercaron a la boca.
30 Cuando Jesús recibió el vinagre, dijo: —¡Consumado es! Y habiendo inclinado la cabeza, entregó el espíritu.
31 Entonces los judíos, por cuanto era el día de la Preparación y para que los cuerpos no quedaran en la cruz en el sábado (pues era el Gran Sábado), rogaron a Pilato que se les quebraran las piernas y fueran quitados.
32 Luego los soldados fueron y quebraron las piernas al primero, y después al otro que había sido crucificado con él.
33 Pero cuando llegaron a Jesús, como lo vieron ya muerto, no le quebraron las piernas;
34 pero uno de los soldados le abrió el costado con una lanza y salió al instante sangre y agua.
35 El que lo ha visto ha dado testimonio, y su testimonio es verdadero. Él sabe que dice la verdad para que ustedes también crean.
36 Porque estas cosas sucedieron así para que se cumpliera la Escritura que dice: Ninguno de sus huesos será quebrado.
37 También otra Escritura dice: Mirarán al que traspasaron.

Jesús es sepultado.
Mateo 27:57-61
57 Al atardecer, vino un hombre rico de Arimatea llamado José, quien también había sido discípulo de Jesús.
58 Este se presentó a Pilato y pidió el cuerpo de Jesús. Entonces Pilato mandó que se le diera.
59 José tomó el cuerpo, lo envolvió en una sábana limpia
60 y lo puso en su sepulcro nuevo que había labrado en la peña. Luego hizo rodar una gran piedra a la entrada del sepulcro y se fue.
61 Estaban allí María Magdalena y la otra María, sentadas delante del sepulcro.
Marcos 15:42-47
42 Cuando ya atardecía, siendo el día de la Preparación; es decir, la víspera del sábado,
43 llegó José de Arimatea, miembro ilustre del concilio, quien también esperaba el reino de Dios, y entró osadamente a Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús.
44 Pilato se sorprendió de que ya hubiera muerto. Y llamando al centurión, le preguntó si ya había muerto.
45 Una vez informado por el centurión, concedió el cuerpo a José.
46 Comprando una sábana y bajándolo de la cruz, José lo envolvió en la sábana y lo puso en un sepulcro que había sido cavado en una peña. Luego hizo rodar una piedra a la entrada del sepulcro.
47 María Magdalena y María la madre de José miraban dónde lo ponían.
Lucas 23:50-56
50 He aquí, había un hombre llamado José, el cual era miembro del concilio, y un hombre bueno y justo. 51 Este no había consentido con el consejo ni con los hechos de ellos. Él era de Arimatea, ciudad de los judíos, y también esperaba el reino de Dios.
52 Este se acercó a Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús.
53 Después de bajarlo de la cruz, lo envolvió en una sábana de lino y lo puso en un sepulcro cavado en una peña, en el cual nadie había sido puesto todavía.
54 Era el día de la Preparación y estaba por comenzar el sábado.
Juan 19:38-42
38 Después de esto, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús aunque en secreto por miedo a los judíos, pidió a Pilato que le permitiera quitar el cuerpo de Jesús. Pilato se lo permitió. Por tanto, él fue y llevó su cuerpo.
39 También Nicodemo, que al principio había venido a Jesús de noche, fue llevando un compuesto de mirra y áloes como de treinta y cuatro kilos.
40 Tomaron, pues, el cuerpo de Jesús y lo envolvieron en lienzos con las especias, de acuerdo con la costumbre judía de sepultar.
41 En el lugar donde había sido crucificado había un huerto, y en el huerto había un sepulcro nuevo en el cual todavía no se había puesto a nadie.
42 Allí, pues, por causa del día de la Preparación de los judíos y porque aquel sepulcro estaba cerca, pusieron a Jesús.
