Jueves Santo.

El Jueves Santo se conmemora el lavatorio de los pies, la última cena, la oración en el huerto de Getsemaní y el arresto de Jesús.


Jesús lava los pies a sus discípulos.

Juan 13:4-20

se levantó de la cena; se quitó el manto y, tomando una toalla, se ciñó con ella. 
Luego echó agua en una vasija y comenzó a lavar los pies de los discípulos y a secarlos con la toalla con que estaba ceñido. 
Entonces llegó a Simón Pedro y este le dijo: —Señor, ¿tú me lavas los pies a mí?
Respondió Jesús y le dijo: —Lo que yo hago tú no lo entiendes ahora pero lo comprenderás después.Pedro le dijo: —¡Jamás me lavarás los pies! Jesús le respondió: —Si no te lavo no tienes parte conmigo.Le dijo Simón Pedro: —Señor, entonces, no solo mis pies sino también las manos y la cabeza.
10 Le dijo Jesús: —El que se ha lavado no tiene necesidad de lavarse más que los pies pues está todo limpio. Ya ustedes están limpios, aunque no todos.
11 Porque sabía quién lo entregaba por eso dijo: “No todos están limpios”. 
12 Así que, después de haberles lavado los pies, tomó su manto, se volvió a sentar a la mesa y les dijo:—¿Entienden lo que les he hecho? 
13 Ustedes me laman Maestro y Señor y dicen bien, porque lo soy. 
14 Pues bien, si yo, el Señor y el Maestro, lavé sus pies, también ustedes deben lavarse los pies los unos a los otros. 
15 Porque ejemplo les he dado para que, así como yo se los hice, ustedes también lo hagan. 
16 De cierto, de cierto les digo que el siervo no es mayor que su señor ni tampoco el apóstol es mayor que el que lo envió. 
17 Si saben estas cosas, bienaventurados son si las hacen. 
18 No hablo así de todos ustedes. Yo sé a quiénes he elegido; pero para que se cumpla la Escritura: El que come pan conmigo levantó contra mi su talón. 
19 Desde ahora les digo, antes de que suceda, para que cuando suceda crean que Yo Soy. 
20 De cierto, de cierto les digo que el que recibe al que yo envío a mí me recibe; y el que a mí me recibe, recibe al que me envió.


La Cena del Señor.

Mateo 26:26-29

26 Mientras ellos comían, Jesús tomó pan y lo bendijo; lo partió y lo dio a sus discípulos, y dijo: —Tomen; coman. Esto es mi cuerpo.
27 Tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio diciendo:—Beban de ella todos; 
28 porque esto es mi sangre del pacto, la cual es derramada para el perdón de pecados para muchos. 
29 Pero les digo que desde ahora no beberé más de este fruto de la vid hasta aquel día cuando lo beba nuevo con ustedes en el reino de mi Padre.

Marcos 14:22-25

22 Mientras ellos comían, Jesús tomó pan y lo bendijo; lo partió, les dio y dijo: —Tomen; esto es mi cuerpo.
23 Tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio y bebieron todos de ella. 
24 Y él les dijo: —Esto es mi sangre del pacto, la cual es derramada a favor de muchos. 
25 De cierto les digo que no beberé más del fruto de la vid hasta aquel día cuando lo beba nuevo en el reino de Dios.

Lucas 22:19-20

19 Entonces tomó pan y, habiendo dado gracias, lo partió y les dio diciendo: —Esto es mi cuerpo que por ustedes es dado. Hagan esto en memoria de mí.
20 Asimismo, después de haber cenado, tomó también la copa y dijo: —Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre que por ustedes se derrama.


Angustia de Jesús en Getsemaní.

Mateo 26:36-46

36 Entonces llegó Jesús con ellos a un lugar que se llama Getsemaní, y dijo a los discípulos: —Siéntense aquí, hasta que yo vaya allá y ore.
37 Tomó consigo a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, y comenzó a entristecerse y a angustiarse. 
38 Entonces les dijo: —Mi alma está muy triste, hasta la muerte. Quédense aquí y velen conmigo.39 Pasando un poco más adelante, se postró sobre su rostro, orando y diciendo: —Padre mío, de ser posible, pase de mí esta copa. Pero, no sea como yo quiero, sino como tú.
40 Volvió a sus discípulos y los halló durmiendo, y dijo a Pedro:—¿Así que no han podido velar ni una sola hora conmigo? 
41 Velen y oren, para que no entren en tentación. El espíritu, a la verdad, está dispuesto; pero la carne es débil.
42 Por segunda vez se apartó y oró diciendo: —Padre mío, si no puede pasar de mí esta copa sin que yo la beba, hágase tu voluntad.
43 Cuando volvió otra vez, los halló durmiendo porque los ojos de ellos estaban cargados de sueño. 
44 Dejándolos, se apartó de nuevo y oró por tercera vez, repitiendo las mismas palabras. 
45 Entonces volvió a sus discípulos y les dijo: —¿Todavía están durmiendo y descansando? He aquí la hora está cerca, y el Hijo del Hombre va a ser entregado en manos de pecadores. 
46 ¡Levántense, vamos! He aquí está cerca el que me entrega.

Marcos 14:32-42

32 Llegaron al lugar que se llama Getsemaní, y dijo a sus discípulos: —Siéntense aquí mientras yo oro.33 Tomó consigo a Pedro, a Jacobo y a Juan, y comenzó a entristecerse y a angustiarse. 
34 Y les dijo: —Mi alma está muy triste, hasta la muerte. Quédense aquí y velen.
35 Pasando un poco adelante, se postraba en tierra y oraba que de ser posible, pasase de él aquella hora. 
36 Decía: —¡Abba, Padre, todo es posible para ti! ¡Aparta de mí esta copa! Pero no lo que yo quiero, sino lo que tú quieres.
37 Volvió y los halló durmiendo, y le dijo a Pedro: —Simón, ¿duermes? ¿No has podido velar una sola hora? 
38 Velen y oren, para que no entren en tentación. El espíritu, a la verdad, está dispuesto pero la carne es débil.
39 De nuevo se apartó y oró diciendo las mismas palabras. 
40 Cuando vino otra vez, los halló durmiendo porque los ojos de ellos estaban cargados de sueño. Y no sabían qué responderle.
41 Volvió por tercera vez y les dijo:—¿Todavía están durmiendo y descansando? Basta ya. La hora ha venido. He aquí, el Hijo del Hombre es entregado en manos de los pecadores. 
42 ¡Levántense, vamos! He aquí, está cerca el que me entrega.

Lucas 22:39-46

39 Después de salir, se fue, como solía, al monte de los Olivos; y sus discípulos también lo siguieron. 
40 Cuando llegó al lugar, les dijo: —Oren que no entren en tentación.
41 Y él se apartó de ellos a una distancia considerable y, puesto de rodillas, oraba 
42 diciendo: —Padre, si quieres, aparta de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad sino la tuya.43 [Entonces le apareció un ángel del cielo para fortalecerle. 
44 Y angustiado, oraba con mayor intensidad, de modo que su sudor era como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra].
45 Cuando se levantó de orar y volvió a sus discípulos, los halló dormidos por causa de la tristeza. 
46 Y les dijo: —¿Por qué duermen? Levántense y oren para que no entren en tentación.


El arresto de Jesús.

Mateo 26:47-56

47 Mientras él aún hablaba, vino Judas, que era uno de los doce, y con él mucha gente con espadas y palos de parte de los principales sacerdotes y de los ancianos del pueblo. 
48 El que le entregaba les había dado señal diciendo: “Al que yo bese, ese es. Préndanle”. 
49 De inmediato se acercó a Jesús y dijo: —¡Te saludo, Rabí! Y lo besó. 
50 Pero Jesús le dijo: — Amigo, haz lo que viniste a hacer. Entonces ellos se acercaron, echaron mano a Jesús y le prendieron. 
51 Y he aquí uno de los que estaban con Jesús extendió su mano, sacó su espada y, golpeando a un siervo del sumo sacerdote, le cortó la oreja. 
52 Entonces Jesús le dijo: —Vuelve tu espada a su lugar, porque todos los que toman espada, a espada perecerán. 
53 ¿O piensas que no puedo invocar a mi Padre y que él no me daría ahora mismo más de doce legiones de ángeles? 
54 Entonces, ¿cómo se cumplirían las Escrituras de que es necesario que suceda de esta manera?
55 En ese momento Jesús dijo a la multitud: —¿Como contra un asaltante han salido con espadas y palos para prenderme? Cada día me sentaba enseñando en el templo, y no me prendieron. 
56 Pero todo esto ha ocurrido para que se cumplan las Escrituras de los profetas. Entonces todos los discípulos le abandonaron y huyeron.

Marcos 14:43-52

43 En seguida, mientras él aún hablaba, llegó Judas, uno de los doce, y con él una multitud con espadas y palos de parte de los principales sacerdotes, de los escribas y de los ancianos. 
44 El que lo entregaba les había dado señal diciendo: “Al que yo bese, ese es. Préndanlo y llévenlo con seguridad”. 
45 Cuando llegó, de inmediato se acercó a él y dijo: —¡Rabí! Y le besó. 
46 Entonces ellos le echaron mano y lo prendieron; 
47 pero uno de los que estaban allí, sacando su espada, hirió al siervo del sumo sacerdote y le cortó la oreja.
48 Jesús respondió y les dijo: —¿Como contra un asaltante han salido con espadas y palos para prenderme? 
49 Cada día yo estaba delante de ustedes enseñando en el templo, y no me prendieron. Pero así es, para que se cumplan las Escrituras.
50 Entonces todos los suyos lo abandonaron y huyeron. 
51 Pero cierto joven, habiendo cubierto su cuerpo desnudo con una sábana, lo seguía; y lo prendieron. 
52 Pero él, dejando la sábana, huyó desnudo.

Lucas 22:47-53

47 Mientras él aún hablaba, he aquí vino una multitud. El que se llamaba Judas, uno de los doce, venía delante de ellos y se acercó a Jesús para besarle. 
48 Entonces Jesús le dijo: —Judas, ¿con un beso entregas al Hijo del Hombre?
49 Al ver los que estaban con él lo que había de ocurrir, le dijeron: —Señor, ¿heriremos a espada?
50 Y uno de ellos hirió a un siervo del sumo sacerdote y le cortó la oreja derecha. 
51 Entonces respondiendo Jesús, dijo: —¡Basta de esto! Y tocando su oreja, lo sanó. 
52 Entonces Jesús dijo a los principales sacerdotes, a los magistrados del templo y a los ancianos que habían venido contra él: —¿Como contra un asaltante han salido con espadas y palos? 
53 Habiendo estado con ustedes cada día en el templo, no extendieron la mano contra mí. Pero esta es la hora de ustedes y la del poder de las tinieblas.

Juan 18:1-12

1 Habiendo dicho estas cosas, Jesús salió con sus discípulos para el otro lado del arroyo de Quedrón donde había un huerto en el cual entró Jesús con sus discípulos. 
También Judas, el que lo entregaba, conocía aquel lugar porque Jesús solía reunirse allí con sus discípulos. 
Entonces Judas, tomando una compañía de soldados romanos y guardias de los principales sacerdotes y de los fariseos, fue allí con antorchas, lámparas y armas. 
Pero Jesús, sabiendo todas las cosas que le habían de acontecer, se adelantó y les dijo: —¿A quién buscan?
Le contestaron: —A Jesús de Nazaret. Les dijo Jesús: —Yo Soy. Estaba también con ellos Judas, el que lo entregaba. 
Cuando les dijo, “Yo Soy”, volvieron atrás y cayeron a tierra. 
Les preguntó, pues, de nuevo: —¿A quién buscan? Ellos dijeron: —A Jesús de Nazaret.
Jesús respondió: —Les dije que Yo Soy. Pues si a mí me buscan, dejen ir a estos.
Esto hizo para que se cumpliera la palabra que él dijo: “De los que me diste, ninguno de ellos perdí”.10 Entonces Simón Pedro, que tenía una espada, la sacó, hirió al siervo del sumo sacerdote y le cortó la oreja derecha. Y el siervo se llamaba Malco. 
11 Entonces Jesús dijo a Pedro: —Mete tu espada en la vaina. ¿No he de beber la copa que el Padre me ha dado?
12 Entonces la compañía de soldados, el comandante y los guardias de los judíos prendieron a Jesús y lo ataron.